sábado, 13 de diciembre de 2008

Parentesis

A veces a altas horas de la noche cuando no hay nada más que hacer que pensar, aparecen los pensamientos recurrentes. Frustraciones por lo que quiero y no tengo, nostalgia por lo que tuve y se fue, o calma por lo que tengo y aprecio. Las frustraciones son siempre las mismas, siempre tendré como obstáculo miles de limitaciones. Hoy en un arranque de lucidez o tal vez un simple exceso o de entusiasmo me dije: por qué no? Y sí, cuando uno esta más calmado, ve que en verdad los obstáculos son sólo mentales, y en el ajetreo de la vida ocupada no tenemos tiempo de escoger qué queremos hacer. Acabo de decidir darme un año sabático. Hasta ayer eso parecía imposible a simple vista. Hoy veo que puedo renunciar mañana si se me da la gana y echarme a ver tele y hornear galletitas los próximos meses. Me programé para ahorrar y seguir trabajando. Creo que ha llegado el momento de programarme para cosas mejores.
Me iré a dormir y mañana despertaré pensando que renunciar es imposible y que fui una ingenua total cuando escribí esto, pero lo dejo publicado para mí, con la esperanza de convencerme.