Anécdotas escatológicas

Anécdotas de la vida real...

Anécdota 1

El chico universitario es invitado a almorzar por los papás de su enamorada, que todavía no lo conocían. En medio del almuerzo, se excusa para ir al baño, y en medio de la operación se da cuenta de que en el baño no hay papel. Era muy tarde para retroceder o arrepentirse. El piensa, y se le ocurre que lo único que puede hacer es lavarse. Qué podría salir mal? Entonces, abre el caño, se apoya y desde afuera en el comedor la familia escucha un ruido ensordecedor. Los papás se acercaron corriendo a la puerta del baño y comenzaron a exigirle que salga, pero él no respondía, entonces buscaron la llave y los tres abrieron la puerta. Encontraron al chico tirado en el piso con el pantalón en las rodillas, mojado, sangrando, y el lavatorio hecho pedazos. Los papás lo botaron de la casa, la chica terminó con él y le pidió que nunca más le hable.

Anécdota 2
El mismo chico universitario es invitado por otra chica a una parrillada familiar. Cuando preguntó por el baño, lo hicieron subir al segundo piso de la casa. Esta vez sí había papel (ya no volverá a cometer el mismo error), entonces procedió normalmente. Cuando terminó y jaló, vio que no pasaba. Se estaba sintiendo nervioso, pero esta vez no iba a quedar mal. Nadie podía ganarse con lo que había dejado para que después lo señalen y se burlen de él. Por suerte se le ocurrió una solución. Extrajo el asunto del WC y lo tiró por la ventana, donde pasaría desapercibido confundiéndose con las deposiciones de cualquier perro de la calle. Cuando bajó al primer piso salió al jardín, donde era la parrillada, y donde todos lo comenzaron a mirar horrible. Tuvo que irse de la casa y la chica nunca más le habló.

Anécdota 3
Una chica llega a su casa y escucha carcajadas en su cocina. Cuando entra se encuentra a la empleada y el primo matándose de la risa por lo que le había pasado ese día al primo. El primo comenzó a contar que estaba en el Centro de Lima y le dio ganas. Estaba por una zona fea, donde no iba a encontrar a nadie que le prestara el baño ni había negocios donde pudiera entrar. Lo único que le quedaba, era meterse a un callejón, y ponerse en cuclillas por un rato. Muy metódico, sacó su periódico y lo puso en el piso antes. Cuando terminó, envolvió todo (muy cívico, además), lo puso en una bolsa, y se la llevó. Saliendo del callejón, (recuerden que era un barrio feo), viene un amigo de lo ajeno, le arranchó la bolsa y se fue corriendo.